¿Cómo eran los hornos de calcinar?


Artículo escrito por Alen Kultur Elkartea (Sopuerta)




A medida que los minerales férricos de mayor ley se iban agotando, se comenzó a calcinar el carbonato, un hierro espático también llamado siderita. Este mineral no había gozado de mucha estimación por su baja ley metálica y porque se presumía que las calcinaciones darían un mineral pulverulento de muy difícil utilización en el horno alto.

Los hornos tenían unas dimensiones medias de entre 10 y 15 m de altura, siendo el diámetro mayor aproximadamente 1/3 de la altura. Estaban construidos con ladrillo refractario (dolomía) y contaban con unos característicos anillos metálicos, para evitar la dilatación y el resquebrajamiento, y con cuatro pequeñas puertas en la base como bocas de descarga. Normalmente, la sección interior de los hornos era circular con el fin de obtener temperaturas regulares, evitando así bruscas oscilaciones y la formación de pastas que impedían el descenso correcto de la carga.

La plaza o crisol era un cono de hierro colado, cuya finalidad era repartir la masa calcinada para que saliese con regularidad por las bocas de descarga. Los hornos se cargaban por la boca. Por una pasarela con raíles que llegaba hasta ésta y por la que los mineros arrastraban las vagonetas con el mineral o con el carbón.
Por lo general, los hornos de calcinar construidos en la Cuenca Minera vizcaína disponían de una cuba donde se calentaban gruesos y menudos a temperaturas inferiores a los 900º para evitar la escorificación. Para la combustión se añadían unos 30 kgr. de carbón–antracita por cada tonelada de calcinado. Con ello se conseguía eliminar el anhídrido carbónico y aumentar la ley en hierro mineral en un 30%. Con este proceso de calcinación se reducía la masa mineral abaratando los costes de transporte y se conseguía un producto de mayor calidad para su empleo en el alto horno.

Su forma fue evolucionando hacia la troncocónica y aumentando el tiro, incorporando chimeneas en el tragante, tendentes a mejorar el rendimiento de los hornos, etcétera. Sin embargo, la combustión completa y la calcinación uniforme del carbonato planteaba problemas de difícil solución por depender de diferentes variables: la proporción de finos introducida en el horno, la proporción de minerales de diversa procedencia y porosidad y la calidad del carbón utilizado. Aún se conservan hornos de calcinar en las Encartaciones, en Sopuerta, Muskiz y Ortuella.

ALEN KULTUR ELKARTEA (Sopuerta)

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